Olga Yara de Gallego, es una de las mujeres rurales que enaltecen el trabajo en el campo colombiano, en ella hay resiliencia y compromiso con su comunidad. Víctima del conflicto armado, transformó su vida al apostar por un futuro de paz y productividad en la región.
Al integrarse a proyectos de reforestación y biodiversidad, muchas mujeres rurales están aprendiendo y aportando al desarrollo sostenible de sus territorios.
Olga y su esposo, después de verse obligados a abandonar su finca en el corregimiento La Carbonera, encontraron en un corregimiento de Pradera, municipio del centro del Valle del Cauca, la oportunidad de comenzar una nueva vida. Allí, ella se unió a un proceso impulsado por Asobolo y Ecoaguas, en el que los habitantes aprendieron a identificar especies nativas y a sembrar semillas para la reforestación de la zona.
Mujeres rurales liderando el cambio ambiental
Se unieron a un programa que, actualmente se llama ‘Sembrando agua’, impacta directamente a 18 municipios, trabaja con población vulnerable rural de estrato 1 y 2, en la mayoría de los casos familias que son lideradas por mujeres.
Hoy Olga cuenta con un vivero, que no solo se convirtió en una fuente de ingreso, sino también en un espacio terapéutico que la ayudó a superar el impacto del desplazamiento y luego la perdida de su esposo. Aprendió técnicas de jardinería y cultivo, desde preparar el sustrato hasta el trasplante de árboles. Gracias al apoyo de Ecoaguas, su vivero ha crecido y se ha convertido en un referente para otras familias en la región.
“Este vivero me ha dado una nueva oportunidad de vida. Trabajar la tierra me ayudó a sanar las heridas del conflicto y a generar ingresos para mi familia”, comenta Olga.
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Sembrando agua y reforestando cuencas hidrográficas
Historias como la de Olga se replican en otras regiones del país, en departamentos como Antioquia, Cauca y Magdalena, los viveros familiares y comunitarios se han convertido en una herramienta que contribuye a la sostenibilidad, pero que también aporta en una mejor calidad de vida de los habitantes.
El programa Sembrando Agua, liderado por Ecoaguas y dirigido a mujeres rurales, ha impactado a 18 municipios en Colombia, involucrando a más de 1.164 viveristas, de los cuales el 60% son mujeres. Este programa no solo les ha permitido obtener ingresos, sino también participar en la conservación de más de 170 especies de árboles nativos.
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Con más de 1.900.000 árboles plantados y 4.051 hectáreas reforestadas, este proyecto ha logrado intervenir 18 microcuencas hidrográficas, protegiendo más de 372 nacimientos de agua en el país. Estos logros destacan la importancia del trabajo de las mujeres rurales en la conservación ambiental y la reforestación de Colombia.
Las mujeres rurales, como Olga Yara de Gallego, están demostrando que son líderes en la lucha contra la pobreza y la protección del medio ambiente, siendo clave en la reforestación y en la gestión de los recursos naturales para las futuras generaciones.