Llegamos a La Flora, barrio ubicado en el norte de Cali, en donde Palomulata se consolida como la primer parrilla boutique de la ciudad. Ese espacio donde los amantes de la buena carne, el sabor diferencial y las experiencias que invitan a comer sin afán se mezclan para hacer de este viaje gastronómico, una maravillosa experiencia.
Este restaurante propone un ambiente sereno, está cuidadosamente diseñado, cada detalle importa y cada plato tiene una historia. La arquitectura del lugar está en sincronía con la de los platos que sirven, están pensados en generar una experiencia que deje huella. El servicio es impecable, los meseros no solo atienden: guían, explican y hacen parte de una experiencia inolvidable.
Para sorprender al paladar
En Palomulata el tiempo se detiene. Es un lugar para visitar sin afán, con la calma del disfrute de una buena conversación y de preparaciones que se toman su momento. Cada plato es una obra culinaria servida con estética, cuidado y respeto por los ingredientes.
Para comenzar, recomendamos las empanadas de la casa, que vienen en porciones de cinco. Son crocantes por fuera y guardan un guiso de tres tipos de carne que se derrite en la boca. Se acompañan con tres tipos de ajíes, aunque el consejo es probarlas primero sin ellos, para saborear toda su esencia.
Otra entrada que se lleva aplausos es el chicharrón crocante, montado sobre chimichurri de chili dulce y acompañado de una ensalada asiática con menta y cilantro. Una combinación inesperada y refrescante.
El chorizo oriental también se destaca, gracias a su maridaje con labneh babaganoush, una preparación cremosa de yogur de origen árabe, que armoniza con el melado de granadina y esa ensaladilla oriental. Es un plato ideal para compartir entre dos o tres personas.
A fuego lento
La parrilla es el alma de Palomulata. Aquí no hay lugar para las prisas, y eso se refleja en la calidad de los platos fuertes. Probamos la hamburguesa Palomulata, hecha con entraña Angus, pan artesanal tostado y una mayonesa trufada que le aporta un toque gourmet. Se acompaña de papas a la francesa con queso parmesano y perejil: crujientes y sabrosas.
Para los amantes de los cortes al grill, recomendamos hacer el pedido completo desde el inicio, pues los tiempos de cocción rondan los 40 a 60 minutos. En nuestra visita, degustamos el NY Strip, un corte con excelente marmoleo, y el Denver, carne jugosa y suave proveniente del omoplato. Ambos fueron servidos al punto, ideales para compartir. Uno venía con papas a la francesa y el otro con ensalada de la casa, creando un equilibrio perfecto entre indulgencia y frescura. Parte de la experiencia está en la buena disposición del mesero que parte la carne, conversa y enseña qué es lo que vamos a probar.
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El postre recomendado por el personal fue el flan de coco, preparado con una mezcla de leches que le aporta cremosidad, coronado con un detalle inusual: sal de lulo. Un contraste que despierta curiosidad y cierra la velada con un sabor original.
Más allá del menú, que es delicioso, lo que destaca en Palomulata es su esquema de servicio bien diseñado. Se esmeran al explicar, sugerir y acompañar cada pedido. La atención es cálida y profesional.
