Urimuri un viaje a Corea sin salir de Cali

Urimuri un viaje a Corea sin salir de Cali

En una esquina discreta del barrio Tequendama, donde las cuadras comparten escena con residencias familiares, consultorios médicos y oficinas hay susurros que narran historias tejidas por la gastronomía. En Urimuri se abre una puerta a otro mundo. Ese donde el kimchi fermenta con paciencia ancestral, el bulgogi chisporrotea sobre planchas calientes y cada cucharada de doenjang jjigae te abraza como lo haría una abuela coreana.

Este rincón se llama Urimuri, un restaurante que no solo sirve comida, sino que ofrece un pasaje directo a Corea, sin tener que salir del Valle del Cauca.

Un viaje sensorial

Entrar a Urimuri es como cruzar un portal cultural. Hay música suave y el cálido saludo de sus anfitriones crean un ambiente que atrapa todos los sentidos. Pero es al sentarse y probar el primer plato es que comienza el verdadero viaje.

La cazuela de kimchi, humeante y picante, mantiene su calor con carne y vegetales. Su aroma profundo, ácido y especiado, despierta memorias que nunca viviste, como si tus papilas gustativas tuvieran recuerdos que no sabías que existían. La acidez del kimchi se mezcla con la suavidad de los ingredientes, creando una sinfonía de sabores que mezclan lo exótico y lo reconfortante.

A su lado, el ramyeon, sopa de fideos coreanos a base de vegetales y huevo. Las opciones permiten varias el menú ya que se puede pedir con res, pollo, cerdo, queso o tofu. Al mezclarlo, se crea un mosaico que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma.

Entre sabores y emociones

“Yo nunca pensé que un plato pudiera hacerme sentir tantas emociones”, confiesa Catalina, una caleña de 25 años que visitó el restaurante por curiosidad y ahora es cliente frecuente. “Probé el kimbap y fue como vivir lo que sucede en las series coreanas, aunque nunca he estado en Asia”.

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Y es que más allá del exotismo de los ingredientes o la novedad de los sabores, hay una conexión emocional que se despierta al probar lo desconocido. La comida coreana en Cali se convierte en un puente entre culturas, una muestra de que el lenguaje de los sabores no necesita traducción.

Corea se sienta a la mesa caleña

El auge de la cultura coreana en Colombia, impulsado por el K-pop, las telenovelas y la moda, ha despertado una curiosidad genuina por su gastronomía. En ese contexto, Urimuri no es solo un restaurante: es un embajador cultural, un espacio donde la cocina tradicional coreana se adapta con respeto al paladar local sin perder su esencia.

Sus dueños y los empleados narran con pasión cómo cada receta se prepara en su cocina desde hace más de una década. Los ingredientes frescos del mercado caleño, se mezclan con los importados que hacen que no se altere el corazón del platillo.

“Queremos que la gente sienta que está viajando con cada plato. Que conozcan Corea sin necesidad de un tiquete de avión”, dice la mesera.

Una invitación a explorar

Cali, es un destino gastronómico que sigue construyendo espacios que brindan nuevas experiencias gastronómicas. Visitar un restaurante coreano es mucho más que comer diferente; es romper la rutina, es decirle sí a la diversidad cultural que enriquece nuestra identidad.

Y entonces, en una noche cualquiera, bajo las luces cálidas de Urimuri, un caleño prueba su primer bocado de kimchi y descubre que el mundo cabe en una cuchara. Que viajar también es sentarse a la mesa y dejarse sorprender por un bulgogui o un bibimbap y brindar con soju.